Seremos confiables en la medida que nuestras
palabras sean creíbles.
No son las palabras habladas las que te hacen confiable;
Las que te hacen confiable son las palabras cumplidas.
La lengua es un instrumento imposible de controlar.
Por eso cuanto menos la usemos...mejor...No sólo para
juzgar, difamar o levantar calumnia; tampoco la usemos
para murmurar.
Murmurar es quejarse, y la queja trae maldición.