jueves, 25 de octubre de 2007

Influencias


El Reino de los Cielos es influencia.
¡Quiero influenciar en las personas a favor del Evangelio: buenas nuevas de esperanza!El Reino de los Cielos es amor, persuasión, no es por fuerza, no es imposición. ¡Quiero estar llena de Tu amor, dame Tu gracia Señor! para persuadir a las personas contándoles de Ti y poder contagiar el gozo que Tu haz puesto en mí.
No solo quiero enseñar, quiero testificar, quiero bendecir. Que Tu Palabra puesta en mi boca toque el corazón; quiero contar de tu inmenso amor, de tu perdón. Quiero atraer hacia Ti al más vil pecador.

Fidelidad de Dios




24 de noviembre, año 2002

Nació Franco. Un deseo cumplido, una promesa otorgada y una certeza comprobada.Mi niña, hija amada, mujer, esposa y flamante mama de Franco. “Pipipo” “Pequito Memé” “Pecomemo”; especial personita preciosa que trajo tanta felicidad. El Señor es fiel y su fidelidad es incomparable. A pesar de nuestras dudas, fallos, terquedades, equívocos, desavenencias, Dios da realización a nuestras vidas, proveyendo los medios, abriendo caminos, supliendo necesidades y ante nuestros ojos sueños realizados.

“El Señor mi Dios, es bueno”.



Peticiones, deseos

Dios llamo a la expansión, cielos. Alza tus ojos y mira la expansión, fíjate, no tiene límites. Extiende tus estacas; no seas escasa, no encasilles a Dios en tus posibilidades.
La vida no puede darte gozo y paz, de ti depende lograrlo. La vida solo te da tiempo y espacio, de ti depende llenarlo.

04-04-95


A mi hija amada:
a la niña de mis ojos; a quien amo con todo mi corazón. Tres cosas quiero darte en este día precioso de tu cumpleaños; que también fue un día precioso en mi vida, cuando aquella tarde el Señor te puso en mis brazos para que te amara y te cuidara e inundó mi vida de felicidad.

Mi deseo: El Señor conceda las peticiones de tu corazón.

Mi consejo: Creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

Mi fe y mi certeza: serás como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto a su tiempo y su hoja no cae, y todo lo que hace prosperará.

Y agrego una más: decirte que sos muy pero muy importante en mi vida.

A mi niña amada, feliz cumpleaños
Mamá

jueves, 18 de octubre de 2007

Altivez

Los cambios en mi persona eran evidentes. Proclamar la Palabra del Señor se convirtió para mí como en una misión que me fuera encomendada. Quería que todos le conocieran, especialmente los seres que yo amaba. De mil maneras les hablaba, era mi anhelo convencerlos de venir a la fuente y que pudieran beber las aguas de vida que yo había encontrado. Pero no podían verla. Solo Dios puede quitar la venda de los ojos ciegos. El hecho de amar al Señor por sobre todas las cosas y el haberme apartado de los rudimentos del mundo para vivir conforme a Su Voluntad, fueron motivos suficientes para los cambios de opiniones que se originaron.
La gran familia paterna tenía un entorno espiritual que la caracterizaba y cuyo linaje se perpetuaba a través de las generaciones en las cuales me incluyo.
Ninguna profesó culto alguno, pero eran católicas por tradición con la fiel convicción de estar basadas sobre los buenos principios básicos de honestidad que amparaban errores y faltas y hasta exhibían con orgullo la soberbia y la vanidad.

“La generosa autoestima, los conceptos formados a través de las distintas experiencias, puntos de vista, criterios, sentimientos y la verdad en que cada cual se fundamenta, tambalean ante La Palabra declarada de Dios. Todo se vuelve insignificante ante Su Grandeza, y obliga al hombre a reconocer su impotencia. Aunque éste se jacte de su poderío en su espíritu sabe que sin Dios es muerto.
Pero defiende su ego con todas sus fuerzas ignorando que El Señor en Su Misericordia atiende al humilde, pero al altivo lo mira de lejos”.

Fragmentos extraídos del libro “La Herencia”

Principio de restauración - El perdon







A mi mamá

Quiero decirte que te amo, aunque no te lo digo mucho. Quiero darte gracias por todas las cosas que con tu ejemplo me enseñaste.
Por la vida, por los cuidados; gracias por la fe en Jesús que sembraste en mi corazón cuando era una niña pequeña. Pero quiero pedirte perdón mamá por las veces que me enojé. Te contesté mal. Perdón por algunas palabras hirientes. Perdón cuando te decepcioné y te hice sufrir con tristezas que no esperabas ni te merecías.
Gracias porque siempre estuviste, porque siempre conté con vos, siempre me ayudaste aun cuando estaba equivocada, aun cuando actué mal.
Gracias porque sos la madre ideal, la abuela ideal de mis hijos, y como bendición adicional la bisabuela ideal de mis nietos.
Mami, hoy, en este día quiero expresarte lo que deseo todos los días. “Que el Señor te escuche cuando estés angustiada. Que Dios mismo te defienda, te envié pronto auxilio y te sostenga. Que se acuerde de todas tus ofrendas y acepte con agrado tus sacrificios. Que cumpla todos tus deseos y lleve a cabo todos tus planes. Celebraremos así tu victoria y levantaremos bandera”. Tu hija

A mis hijos

Perdón por todos los años que les robé, que no disfruté con ustedes por pensar en mis problemas y en mis necesidades egoístas y vanas. Por los daños que les causé o pude haber causado. Perdón por los tiempos de juegos que perdimos. Perdón por las tristezas y los miedos que provocaron mis descontentos y mis amarguras. Perdón por poner en segundo lugar lo que más amaba, ustedes, mis hijos, mi tesoro. Pero quiero darles gracias por la bondad, por el respeto, por los silencios y por estar cuando el Señor abrió mis ojos. Gracias por el amor en sus corazones. Los amo. Mamá


A mi esposo

Quisiera poder pedirte perdón por cada momento que sufriste, que te deje solo, que no te valoré, por los años que estuve ciega, por cada traición, por la dureza de mi corazón, por no haber cumplido mi promesa de hacerte feliz. Por no perdonar las decepciones, por no esforzarme para reconstruir o recuperar el amor y la paz que sentía en el principio. Perdón por escuchar a mi corazón y no escuchar al tuyo.
Ojala pudiera borrar de tu corazón todos los dolores que te causé, pero no puedo, solo Dios puede. El Señor abrió mis ojos y supe que nunca quise estar sin vos.





Yo, tu esposa.

jueves, 11 de octubre de 2007

Decepción


Tenía diecinueve años y la mayoría de mis conceptos ya estaban formados. Creía en Dios o en un ser supremo como cree todo el mundo o la mayoría. Pero no creí que habia una Voluntad de Dios que debió regir mi vida. En esas condiciones y con muchas ilusiones formé mi hogar. Mi esposo y yo apenas nos conocíamos, pero no hubo palabra ni consejo que me hiciera desistir de aquella desición que tomé sin medir consecuencias.

Mi falso sentido de la libertad no me permitía aceptar bajo ningún punto de vista que el matrimonio me gustara o no, tenía que ser para toda la vida. Me sacaba de quisio la sola idea de que algo o alguien me mantendría sujeta en contra de mis deseos o en contra de mi voluntad...

Naturalmente la convivencia fue mostrando nuestro caracter y mientras pasaban los dias se manifestaban las diferencias; ni en los defectos ni en las virtudes habia coincidencia. Tampoco en los deseos. Nuestras ambiciones y nuestros anhelos eran diferentes.
Los conflictos comenzaron, las discusiones no cesaban y sin darnos cuenta el uno contra el otro vivíamos en guardia.
La negligencia y la irresponsabilidad trajeron mentira, falta de dignidad, hipocresía, palabras ofensivas y finalmente la injusticia se hizo presente una vez mas. La decepción me superaba, no soportaba el hecho de haberme equivocado y no me perdonaría jamás el haber dejado de lado mis convicciones o el haber puesto en otras manos mis sueños, mis deseos y mis ilusiones.

Con expresión de alibio recordé el día que me alcanzó la fe para creer en el Dios vivo que hoy me sostiene.


"El Señor derribó todo lo que yo construí sobre la arena. Hasta aqui me ayudó a edificar sobre la Roca; pero sólo cuando lo decidí, sólo cuando llamó mi atención una pregunta Suya que llegó a mi corazón." "¿De qué le servirá al hombre ganar todo el mundo si perdiere su alma?" Lidia Gil




Fragmentos extraídos del libro "La Herencia" del mismo autor.

Obediencia

Anécdota


Aquel día, en la tarde mi esposo me invito que lo acompañara a Villa Dolores para terminar un trabajo. Saldríamos en la mañana del día siguiente y volveríamos por la noche. Podría compartir con mi prima Rosa apenas unas horas y con lo mal que me hacen los viajes por las sierras, por supuesto le contesté ¡ni loca! “a menos que el Señor lo dijera claro”. Esta mañana estoy desayunando y sin predisponerlo le dije a mi esposo: podría acompañarte aunque el no iba solo, sino con un compañero de trabajo. Aun sin entenderlo salude a mi hija baby y le recomendé que se cuidara. Comencé a orar en el auto y le pedí al Señor que si esto era de El, por favor lo confirmara. Inmediatamente pregunte a Marcelo, compañero de mi esposo, si podría interceptar la radio cristiana. Lo primero y único que pude escuchar fue una frase de una canción hermosa que dice: “el Señor me mando a llamar y le tengo que obedecer”, lo tome como respuesta. Por deseo de Marcelo de comprar maní y de saludar a sus tíos que trabajaban en ese kiosco paramos en el embudo de Carlos Paz y justo en ese preciso momento un hombre joven de buena presencia, reflejando en su rostro un espíritu de muerte paso a nuestro lado de manera casi inmediata alguien dijo ¡se esta por tirar, quiere suicidarse! Mi esposo bajo del auto para poder hablarle y decirle que hay un Dios que le ama; que solo la muerte es irremediable, mientras yo oraba y en el nombre de Jesús peleaba esa batalla para poder liberarlo.
La conciencia volvió a su cara y nosotros proseguimos el viaje creyendo en la victoria que el Señor nos había dado. Llegamos a Villa Dolores y no me hizo mal el viaje. Compartí cinco horas con mi prima Rosa, pasé una hermosa tarde. Por la noche llegamos a casa, esperamos a Baby que regresara de la iglesia para abrazarla “le doy gracias a Dios por hablarme, por haberme enseñado a tener mis oídos atentos para poder escucharle”. Lidia

jueves, 4 de octubre de 2007

Libre

Cuanta consecuencia le ha traigo al hombre el no escucha la voz de Dios. Desde Adán hasta nuestros días escuchamos más al enemigo que a Nuestro Creador.
Desde el principio satanás esta tratando de suplantar lo verdadero por lo falso en cuanto a las creencias, en cuanto a lo moral. Y la táctica es siempre igual; poniendo en duda la veracidad de la palabra de Dios y aunque pretende hacernos creer que El no existe, es un ser real que tiene poder y su meta es destruirnos.
Saca ventajas con sus maquinaciones, pone pleitos, disensiones, enojos y toma a nuestros hijos si logra dividir el matrimonio.
Un hogar destruido es motivado por el infierno. Una guerra es motivada por el infierno. Gente que se suicida porque no quiere vivir es motivada por el infierno. Sufrimiento, dolor, soledad es sinónimo de infierno…
A través de mi experiencia por los años que sin Dios he vivido y comparándolos con los que con El hoy vivo, puedo decir que Su Palabra es infalible. Dios es justo y en El no hay injusticia. El hombre puede ignorar la Palabra escrita, pero Dios grabó Su Ley en la conciencia, la cual el hombre cauteriza cuando así mismo se apacienta. Desde sus raíces fabrica vestiduras para cubrirse del pecado; lo acomoda y lo disfraza, como que no se convence que Dios no puede ser burlado.
El Señor llama “sus santos, sus amados” a todos aquellos que son apartados del mundo para El. Y no es que me salí del mundo, ni que vivo en una nube declarando que todo esta perfecto. Soy participe pasiva del progreso, soy conciente de la contaminación, del avance de la ciencia, del hambre que hay en la tierra y de los niños que se mueren. También soy afectada por una sociedad de consumo que bombardea constantemente; por la corrupción que no tiene límites, por la ambición desmedida, la falsa piedad y la hipocresía. No digo que me salí del mundo, sólo digo que la Verdad de Dios me hizo libre del sistema del mundo.
Libre de la ansiedad que produce el mañana, libre de las culpas del pasado y en cada hoy que amanece le doy gracias por la vida que aún me regala.
Hablo de la vida en abundancia que Jesús vino a darnos. Una vida cuyo centro es la fe en Dios y consiste en creerle a Dios. Yo camino en esa verdad. Las circunstancias pasan y desaparecen, pero la Verdad de Dios no pasa, permanece para siempre.
“La Verdad me apacienta y al seguir Tu Ley Dios mío, siento Tu Presencia. Tú eres mi delicia; eres mi guía y de Ti dependo. Para servirte me siento libre y cuando me inclino para adorarte me quedo maravillada al ver Tu Grandeza y mi insignificancia”.

Lidia Gil


Basado en el libro “La Herencia” del mismo autor.

Atalaya "misiva"



Querido primo:
Quiero que sepas esto que he sentido. No soy amiga de los recuerdos; de ninguna manera me gusta volver atrás. Resisto los pensamientos que vienen del pasado ya sean éstos buenos o malos.
Será que no me gustan las distancias…? pero esto que siento no puedo evitarlo y recordando mis juegos de niña, veo tu cara, la nobleza en tus ojos, tu fuerza; si vos estabas, yo estaba confiada. Actuabas con inteligencia, una inteligencia que yo admiraba. De repente fueron exhortados mis pensamientos con esta palabra “he aquí que el conocimiento del Señor es la sabiduría y apartarse del mal es la inteligencia”. Yo distingo la vos de Dios cuando me habla; es por eso que tengo la certeza primo, que para vos es esta palabra.
“Decídete a actuar con rectitud y dirige tus súplicas a Dios. Si estas cargado de pecado aléjalo de ti, no des lugar en tu casa a la maldad. Así podrás alzar limpia la frente y estarás tranquilo y sin temor; tendrás esperanza y podrás vivir en paz. Nada te asustará cuando descanses. Muchos vendrán a buscar tu favor.”

Cuando Dios exhorta promete… al mismo tiempo advierte.
“El que tiene oídos oiga, dice el Señor”

Que Dios bendiga tu vida
Tu prima Lidia