jueves, 27 de septiembre de 2007

El Amor Dá

El Amor Dá




Querido hermano en la Fe:

Con el amor de Jesús que nos une y nos distingue y a través de estas líneas me dirijo a ti.
Somos el pueblo de Dios, somos sus hijos, el remanente en quien El confió
La Gran Comisión: extender su Reino, alcanzar al que sufre y al que esta enfermo, al que esta preso, al que tiene hambre y sed; “Y por cuanto a estos lo hicisteis, a mi me lo hacéis”.
La ley de sembrar y cosechar es un principio. Jesús dijo “Dad y se os dará”.
Este tiempo difícil cuando todo es adverso y hay tanta necesidad, cuando el temor de malas noticias también nos intenta alcanzar, es el mismo tiempo en el que Dios prueba la fe; es el tiempo de nuestra oportunidad para mostrar al mundo que la obediencia a Dios y la confianza puesta en El es la verdadera fuente de prosperidad.
Hermano, es tiempo de sembrar. Y lo dijo El Gran Dador, mas bienaventurado es dar.
El que da es poseedor. Aunque el justo no siempre goza de prosperidad, sin embargo tiene la capacidad de discernir la acción educativa de Dios.
Pero la cosecha es segura. “Aunque tardare esperara porque sin duda vendrá, no tardara”.
No es lo que tú tienes, sino lo que Dios te puede dar. ¡Que el Señor nos ayude a permanecer y a crecer en esta Verdad!. Que tal convicción haga brotar la oración y podamos decirle a Dios: “Aprenderé a sembrar Señor, te lo prometo. Se que solo así desatare en mi vida la abundancia y no solo financiera sino también de fuerzas, de salud, de sabiduría y de amistades sinceras”.


Tu obra es mi obra. Unidos;
nuestra obra es la Obra de Dios



Gracias por tu vida
El Señor te guarde y te bendiga.

Lidia Gil



Buen día Dios


Buen día Dios. Busco tu presencia como cada mañana y afino mi oido para escuchar tu voz. Necesito tu ayuda para amar al prójimo sin hacer acepción. Concédeme amor suficiente que me alcance para orar a favor de aquel que me ofende. Perdóname Señor por perder el aliento cuando veo que hay niños que sufren tormentos. Por sentirme turbada y no tener respuesta cada vez que alguien dice ¡dónde esta Dios que no mira esto! . Una paz tremenda me embarga cuando en tu Palabra encuentro Tu respuesta.
"Tú hiciste al hombre, y de tus manos salio perfecto. Lo pusiste a señorear; sobre todo lo creado le diste autoridad. A tu imagen lo creaste con absoluto conocimiento, todo era bueno en gran manera, pero había un principio divino: la obediencia. De no cumplir tu mandato era implacable la sentencia.
El hombre en su caída cedió sus derechos y ahí comenzo el sufrimiento. El pecado resulto en la ceguera; no pudiendo discernir su propia naturaleza el hombre cree en su bondad interna. Determina lo que es bueno o es malo mediante su propio criterio. Y hay muchos caminos que al hombre le parecen derecho.
En cada época la rebelión del hombre contra Dios se manifiesta y es por eso que Dios le pone a prueba sus fuerzas para que reconozca su impotencia. Pero de tal manera lo amó que dió a su Hijo unigénito para que todo aquel que en El crea no se pierda, mas tenga vida eterna. "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida..." La luz había venido al mundo pero los hombres amaron mas las tinieblas. Y persiste la desobediencia, el orgullo, la autosuficiencia, sigue la rebelión del hombre chocando con su impotencia, y sigue Dios en su misericordia diciendole: "Yo estoy aquí, eres tu quien se aleja..."


Lidia Gil

Basado en el libro "Curenta años sin Ti" del mismo autor

jueves, 20 de septiembre de 2007

Articulo - Como niños... testimonio

Como niños...

Recuerdo cuando era niña, y ocurría algo que amenazaba nuestra paz o nos producía temor; como una fuerte tormenta con rayos que provocaba cortes de luz y nos dejaba a oscuras. Yo no clamaba para que se vaya la tormenta, clamaba para que venga mi papa…
Contaba con siete años de edad cuando tuve la oportunidad de presenciar una revolución donde constantemente sonaban las bombas; los aviones de guerra desfilaban en el cielo lanzando proyectiles a la tierra. A través de la radio comunicaban que permaneciéramos adentro y ninguna luz debía estar encendida por las noches.
Aunque veía toda la adversidad, mi paz interna y mi seguridad residían en mi papa que estaba en el techo de la casa mirando todo lo que ocurría.
Las balas parecían rozarlo pero el se refugiaba bajo el tanque de agua. Mi expectativa estaba en lo que el decidiera hacer.
Casi todas las personas guardamos recuerdos de vivencias como estas o parecidas que ilustran lo que Dios demanda de sus hijos; la confianza ciega que solo un niño puede tener en su padre.
Cuando el Señor nos llama a la salvación y la aceptamos en nuestro corazón, nacemos de nuevo en el espíritu con un Padre bueno, poderoso y dueño del universo.
El nos guarda, nos guía por caminos de justicia, nos enseña, nos viste, nos alimenta; somos sus hijos herederos de sus promesas. Ni el más leve susurro escapa de su oído atento. Su ojo mira el pensamiento y conoce el más íntimo sentimiento.
Como niños contentos alabamos su Nombre, cantamos, clamamos y agradecemos.
De repente se desata la tormenta, comienzan los rayos y los truenos, quedamos a oscuras y andamos a tientas.
Mientras tanto Nuestro Padre Eterno, Dueño del Universo, espera que sus hijos confíen en El ciegamente, como solo los niños pueden hacerlo.
“De cierto os digo, que si no volvéis y os hacéis como niños, no entrareis en el reino de los cielos”.
(Mateo 18:3)

Lidia Gil de Blunno

Articulo - Verdad vs... "Verdad"

La mentira destruye la vida del hombre.
La Verdad lo hace libre.Con la Verdad se camina sobre la tierra firme.
La Verdad rompe las patrañas de Satanás. Aun en situaciones difíciles la Verdad capacita para tener excelencia moral. Y esto es Verdad.
Pero hay personas que hablan mal de otras personas y declaran: (el que dice la verdad no miente). Otros menosprecian a su prójimo. Sin que nadie les pregunte dictan sus hirientes opiniones y dicen: La “verdad” no ofende a nadie.
Algunos sacan sus propias conclusiones guiados por las apariencias, o de una situación “X” deducen una “verdad” y con esta “verdad” malogran o destruyen la reputación de una persona.
Jesús exhortó a Simón el fariseo cuando éste en su pensamiento tenía palabras de juicio y condenación con respecto a la mujer pecadora; aun cuando su vida de pecado fuera verdad, Jesús le profirió la parábola de los dos deudores.
Cuando la verdad se dice para perjudicar o desmerecer a otros por razones egoístas, por venganza o para exaltarse a uno mismo se llama calumnia o difamación.
La verdad trae justicia, libera al inocente, alienta al caído. Clarifica lo confuso y expone la mentira a la luz. Trae paz cuando hay conflicto y destruye argumentos de maldad.
La verdad apacienta; la Palabra de Dios es verdad: “No juzguéis para que no seáis juzgado. No condenéis, para que no seáis condenado”. No critiques, no murmures, no des falso testimonio, guarda tu lengua del mal. Porque todo esto en una sola sentencia se resume: amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

"En el principio ya existía la Palabra y Aquel que era la Palabra estaba con Dios y era Dios. La Palabra se hizo carne y habito entre los hombres”.

Jesús no solo trajo el mensaje de Dios, sino que El era el mensaje y no solo dice la Verdad sino que Jesucristo es la Verdad.”


Lidia Gil de Blunno




La Herencia (Libro)


¿Que herencia les dejare a mis hijos?
En algun momento de la vida se nos cruza este pensamiento, y son variadas las veces que nos ha conmocionado la sola idea de pensar, qué seria de ellos si nos tocara partir. Luchamos para obtener bienes materiales los cuales haran nuestra vida mas placentera; amamos el polvo, las piedras, las construcciones. Por distintos medios escalamos para lograr lugares que nos permitan habitar seguros y todo lo que ambicionamos para nosotros, queremos dejarles como herencia. A mí, me llevo a recorrer mi vida desde mis años tempranos, buscando las causas que me desviaron, y confundieron mis prioridades. Cuando tenemos la dicha de conocer a Dios nos confrontamos con su Palabra que dice "¿Quien sabe si sera sabio o necio el que se enseñoreará con todo mi trabajo en que yo me afane...?" "Busca el Reino de Dios y su Justicia..." y transfierela a tus hijos para que entren en la linea del justo, porque "No hay justo desamparado ni que su descendencia mendigue pan..."


El valor del libro es de 10 dólares.
Para más información comunicarse via e-mail a esta dirección: lidiagilblunno@gmail.com

FELICIDAD

Felicidad, no existe, lo que existe en la vida son momentos felices. Este es un pensamiento del mundo, una convicción mundana. La felicidad que tanto anhelamos y constantemente buscamos en las cosas, en las personas, en los deseos de poseer bienes materiales, debemos pagarla y trabajamos agobiados para poder comprarla.
Pero la felicidad es una condición espiritual. No depende de las circunstancias exteriores. No se obtiene con la educación ni el intelecto. Ninguna facultad del mundo puede limpiar el corazón humano. Por el contrario; sistemas de filosofías comerciales, parecen enseñar que la felicidad del hombre consiste en violar los Mandamientos de Dios. En promover como licito lo que Dios ha prohibido, garantizando los “momentos felices” cuyas consecuencias llevan a razonar que la felicidad no existe, como una premisa verdadera.
Encontrar a Dios es encontrar la felicidad, el gozo es la misma vida de Jesús viviendo en nosotros.
Feliz el hombre que no sigue los consejos de malos, ni va por camino de pecado.
Feliz aquel que ha sido perdonado.
Feliz el hombre que no es mal intencionado y a quien el Señor no acusa de falta.
Felices los que ponen en Dios su confianza.
Felices los pacificadores, felices los mansos, felices los humildes, porque entraran al reino, felices los de corazón limpio porque verán a Dios.

Lidia Gil de Blunno
Basado en el libro “Cuarenta años sin Ti” del mismo autor


Es el testimonio fiel de una
vida transformada.
Un alma entre tantas y
tantas
que han sido dignificadas
por el Evangelio
de Nuestro Señor Jesucristo.
Y que se atrevió a
creerle a Dios
apropiándose de sus promesas.

jueves, 13 de septiembre de 2007

Inspirada a escribir

Por el año 1994 comencé a sentir un deseo grande en mi corazón de dejar impreso todo lo que Dios estaba haciendo en mi vida. No quería olvidar ninguna de las formas en que me instruía, ni tampoco la porción de su Palabra que usaba en tal o cual situación. Quería explicar de alguna manera el asombro mío de sentir su presencia dándome fuerzas para que en mi vida sea hecha Su Voluntad. Mi dependencia de Dios era total y creo que de alguna manera se me estaba marcando el tiempo en que debía cumplirse un propósito. Lo se porque días anteriores tuve así como una visión de mí misma siendo una niña pequeña: “me encontraba junto a muchos otros niños en un lugar precioso al aire libre. Era como una escuela de verano. Las mesas eran angostas y largas igualmente los bancos donde nos sentábamos. Cada uno tenía en sus manos un cuaderno y un lápiz. Sobre nosotros había copas de árboles enormes que nos proporcionaban frescura con su sombra. Pero no solo lo veía, era como si estuviera realmente ahí y contara con siete u ocho años de edad. Sentí el viento en mi cara, el calor del verano y la felicidad que me producía estar allí. Era una sensación de gozo que no puedo expresar con palabras. No fue un recuerdo, jamás estuve en ese lugar. Fueron segundos inexplicables. Lo cierto es que al poco tiempo fui impulsada a escribir las experiencias de mi nueva vida con el Señor y luego casi sin darme cuenta nació en mi corazón el sueño de editar un libro.” Lidia Gil

Cuarenta años sin Ti (Libro)

Cuarenta años es el testimonio fiel de una vida transformada. Un alma entre tantas y tantas que han sido dignificadas por el evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Un alma que se atrevió a creerle a Dios apropiándose de sus promesas, tomando la armadura que el Señor proveyó para enfrentar la adversidad, los ataques y las tentaciones de este mundo, dejando de lado las propias fuerzas, la justicia humana, las filosofías y la propia sabiduría, porque el hombre sin Dios es muerto. "He aquí que el temor del Señor es la sabiduría y el apartarse del mal es la inteligencia".



El valor del libro es de 10 dólares. Para más información comunicarse via e-mail a esta dirección: lidiagilblunno@gmail.com

En mis comienzos

Oración
Señor, yo quiero ser una antorcha que arda y alumbre; quiero ser de tal modo que Tú puedas vivir en mí. Quiero ser como Tú. Caminar entre la gente y transmitir tu paz. Quiero mirar, quiero hablar, quiero sentir por las personas ese amor tuyo fraternal. Quiero reflejarte Señor en todo mi accionar.
Ayúdame Señor a tener paciencia, Tú sabes que me falta cuando tengo problemas. Por más que me proponga controlar mi carácter, comienzo a dominar en vez de dominarme. Saco mis ojos de Ti y comienzo a discutir; mi lengua no puedo sujetar, busco la lógica, la razón y te confieso Señor me olvido de tener piedad. Como saldo me queda dolor y quebranto y el problema continua igual. Necesito de tu paz. Mis manos comienzan a pasar las paginas y al mismo tiempo secan mis lagrimas que no puedo evitar al encontrarme con tu amor, tu santidad y cuando entiendo las cosas que me quieres rebelar "Que el tiempo de nuestra vida es como la hierba que crece en la mañana y a la tarde se seca; como torrentes de aguas nuestros días son arrebatados y como el día de ayer son nuestros años. Como un pensamiento terminan nuestras jornadas, y la vida es como en la noche una vigilia". Con asombro pienso en esta verdad, en toda Tu Palabra me estas advirtiendo que mire lo eterno, que saque mis ojos de lo temporal, que la vida del hombre es transitoria y que Tú eres eternidad.


COMO CIEGOS



SE PUEDE MIRAR Y NO VER, Y SE PUEDE VER SIN MIRAR, SE PUEDE SER LITERALMENTE CIEGO, O SE PUEDE SER CIEGO ESPIRITUAL...


Este pensamiento trae a memoria una experiencia que Silvia, una amiga de mi hermana tuvo con el Señor. Ella nos contaba que desde el principio de su conversión Dios le hablaba. Claramente escuchaba las respuestas a sus preguntas con palabras.
Silvia era la única convertida de su familia. Su esposo era un hombre violento propenso a la ira. Sus hijas adolescentes se rebelaban; el único que a veces la acompañaba a la iglesia, era su niño más pequeño. Compartían una casa grande, en la cual albergaba a su madre y para colmo de males en la planta baja vivía su suegra. Ella decía que el enemigo estaba constantemente dentro de su casa y cuando no era uno era el otro el que la atacaba. Un día estaba tan enojada que había perdido la paciencia. Caminaba por el centro de la ciudad y la rabia hacia saltar sus lagrimas. Mientras reclamaba a Dios decía que no estaba dispuesta a seguir siendo atropellada.
De pronto, vio venir hacia ella un hombre ciego, que con cautela movía de un lado a otro su bastón para detectar los obstáculos que pudiera haber por delante. Inmediatamente comenzó a escuchar la voz de Dios: ¿Vez a ese hombre ciego? Imagínate por un momento que te hubiera atropellado; hubiera hecho trastabillar tus pasos provocándote golpes, heridas o la perdida de lo que llevas en tus manos. Imagínate por un momento ¿Te hubieras enojado? - ¡No Señor, como crees! - contesto ella con todo su cuerpo erizado.
- ¿Acaso no te hubieras olvidado de tus propias heridas y de tus perdidas? ¿No te hubieras fijado primero en el pobre ciego y dolida en tu corazón, hubieras lamentado haberle sido de tropiezo? ¿Acaso no habrías sido movida a misericordia por su condición?
Silvia, mira tu casa y tu esposo, tus hijas, tu madre y tu suegra, ellos son todos ciegos que no tienen cautela porque ignoran que lo son. Tú tienes ojos que miran y pueden ver: Mi Palabra es lumbrera a tu camino y lámpara a tus pies. En ti hay una luz.
Y dijo Jesús: "VOSOTROS SOIS LA LUZ DEL MUNDO... Y NO SE ENCIENDE UNA LUZ Y SE PONE DEBAJO DE UN ALMUD, SINO SOBRE EL CANDELERO Y ALUMBRA A TODOS LOS QUE ESTAN EN LA CASA".
Lidia Gil de Blunno


Villa Allende, Córdoba