Su Mano
No siempre lo más grande
y lo más hermoso, es lo mejor.
Dios se regocija con lo que es
bueno, no necesariamente con
lo que es grande.
Mi necesidad, mi angustia
o mis lágrimas, no mueven
La Mano de Dios.
La fe, la confianza, y el esperar
en El, es lo que mueve
Su Mano a mi favor.
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