domingo, 28 de abril de 2013

Reposo

Reposo


Un corazón endurecido, es tan inútil
como una rebanada de pan duro.
Nada puede restaurarlo ni hacerlo útil.

Resistirse a la Voluntad de Dios y perder
la fe en El, endurece el corazón.
Un corazón endurecido se aferra tanto en
sus caminos, que ya no puede volverse a Dios.

Si resistimos a Dios el tiempo suficiente,
quizás Dios nos deseche como a pan duro,
inútil y sin valor.

Un corazón malagradecido que no puede
adorar ni someterse al Señor, nos impide
obtener la bendición principal de Dios,
que es entrar en Su Reposo.
                            Reflexión Salmo 95: biblia del diario vivir