viernes, 11 de abril de 2008

Humildad

HUMILDAD

El hombre que sabe orar, bombardea el infierno. El diablo hará cualquier cosa para impedir que oremos. Las fuerzas espirituales no se destruyen con bombas ni misiles, se las destruye orando la Palabra de Dios. La oración socava los cimientos del infierno.






La oración es hablar con Dios y cuando oramos dependemos de los recursos de El. Sin embargo, la oración no es una varita mágica ni la lámpara de Aladino; es una cuerda invisible que nos une al Señor y cuando oramos el espíritu del hombre es nutrido por el Espíritu de Dios.


Podemos tener formación religiosa o preparación intelectual, pero ésto no nos transforma. Sólo el encuentro con Cristo es lo que produce el cambio.


Debo saber orar con corazón humilde. Dios activa sus ángeles y éstos vienen porque los necesitamos. No porque seamos muy espirituales. Los milagros no suceden porque sí. Alguien clama a Dios; alguien hace planes para ese milagro.

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